jueves, 27 de enero de 2011

LA GENERACIÓN QUE NUNCA CRECE

"La generación que nunca crece", así nos reconocerán a los nacidos en los 80... y es que aunque esta Crisis nos vaya a afectar "solo" unos 5 años (2008-2013), el desequilibrio de la economía y del empleo llevará aún mucho más tiempo corregirlo (no antes de 2018). Es decir, una década tirada prácticamente a la basura o lo que viene siendo una generación entera no aprovechada (los eternos "ni-ni", que ni-trabajan, ni-estudian... lo que se verá es si es por placer o porque realmente poco había que hacer).  

El paro juvenil (18-25 años) se sitúa a Enero de 2011 en un 43%... es decir, que los que no tenían trabajo previamente, es muy difícil que lo logren de aquí a corto plazo (o largo plazo) y que los pocos que lo tienen, pueden ser rápidamente prescindibles. No se crean nuevos puestos de trabajo (pero sí se destruyen por decenas de miles) y los pocos que se ofertan o son muy específicos (carreras de gran demanda como Administración de Empresas o Económicas, a ser posible hablando idiomas) o son tan básicos que para cada oferta laboral hay varios miles de demandantes.

Somos una generación que creció y se forjó con el boom inmobiliario desde principios del 2000 (tendría yo entonces 15 años), nos prometían un país extraordinariamente moderno, dinámico y eficiente y es verdad que a medida que crecíamos íbamos viendo como nuestros compañeros que abandonaban los estudios se colocaban por "sueldazos" de más de 2000-2500 euros en la obra, como comerciales o como técnicos de baja cualificación. Parecía que todo valía, que cualquiera trabajando duro podía comprarse el BMW y la casa-chalet con menos de 25 años. Y así fue... hasta que la Crisis (anteriormente conocida como "desaceleración") llegó.

Y nos vimos doblando cifras de parados,  introduciendo datos negativos en nuestro PIB (-3,6% en 2009, -0,1% en 2010) y con una grave Crisis financiera acuciada por una burbuja inmobiliaria que cotizaba entre un 40 y 50% superior el valor de sus inmuebles. Atrás quedaban los "felices 2000" donde crecíamos a base de petit-suisse (inversiones extranjeras) y peta-zetas (inflándonos a comer dulces burbujas), donde engrosábamos los bolsillos de los que ahora viven mucho más que bien con cifras que superaban el 3 y el 4% de crecimiento anual del PIB.  

España cerró el 2007 con un 8,6% de parados, en 2008 casi duplicamos la tragedia con un 14%, pero es que en 2009 nos superamos llegando al 18,1% mientras nuestros vecinos de la Unión aún experimentado igualmente la Crisis se manejaban con el 8,9% de parados (lo que para ellos ya suponía su peor fracaso). Aún así conseguimos batir todas las expectativas y ¡en 2010 lo logramos! ¡superamos el 20% y los 4.700.000 millones de personas sin trabajo! (hay que empeñarse "muy mucho" en lograr tan magna proeza).

Esperar, esperaremos... seguiremos formándonos, adquiriendo competencias, estudios superiores, idiomas y esperamos que a parte de encontrar trabajo, éste nos sea remunerado con más de 1500 euros al mes, lo mínimo que se establecería para poder pagar una hipoteca a 40 años y viviendo con los justito (agua, luz, pan y vacaciones de una semanita al territorio español por lo menos cada 2 años). Eso sí, para lograr todo ello, habrá que acreditar con anterioridad estudios y formación a un nivel máximo (y absoluto, porque más no se nos puede pedir). Lo que supone invertir unos 25 años de vida en formación (Bachillerato, carrera universitaria, un máster a ser posible y muchas horas de idiomas en academias privadas) para poder sobrevivir. Además no hay que descartar que seguramente debamos trabajar un par de años en la empresa antes de ser "de confianza" para demostrar que podemos currar gratis y con una sonrisa unas 10 horas semanales más "By the face", vamos que nadie nos va a remunerar ni a dar las gracias ("porque demasiado que sigues aún en plantilla y no te hemos bajado el sueldo"). Y eso contando con que se sea un trabajador de lo más cualificado y estupendo (guapo, simpático, listo y por supuesto con estudios), que si no... la llamada del Inem llegará tarde o temprano.

Ahora nos queda aumentar la edad media de emancipación (que en Madrid ya se sitúa en los 34 años), aumentar la edad para tener el primer hijo que en nuestro país está en los 31 y pico y disminuir mucho nuestra calidad de vida durante dos lustros o más... nos prometieron el "Oro y el moro"... y ahora solo nos dejan al Moro que encima se pelea con nosotros para el puesto de repartidor de pizzas. Nos veremos a los "ochenteros" (los nacidos en los 80), emigrando de casa con 37 tacos y empezando a cuidar a nuestro primer y único churumbel (no dá pa' más) a los 40, pero si Ana Rosa y la ciencia pueden ¿quién no?, eso sí, fijo que no dejamos de trabajar antes de los 75 para tener bien cuidados a nuestros padres (que también harán de niñeros obligados de su único nieto). Esto es España, un país que no quiso, no supo o no pudo (o todo a la vez) contar con toda una Generación. 

*NOTA: la denominación "Crisis" aparece en negrita, colorada y en Mayúscula por ser: gorda, sangrienta y con Gran Afán de Protagonismo. 

lunes, 17 de enero de 2011

BENEFICIO EMOCIONAL FRENTE AL BENEFICIO ECONÓMICO


Sabemos que las necesidades humanas no tienen límites… con el tiempo vamos cubriendo todos los flancos de la materialidad… pero ¿qué pasa con claves tales como  la “espiritualidad” o el “sentimiento de pertenencia”? ¿Por qué se nos olvidan?

    El dinero y los medios materiales tienen un límite y antes de llegar a ese límite es básico que debamos controlarlos, pues si no, éstos no tendrían parangón. Una persona (empleado) puede querer acumular innumerables bienes materiales para sentirse “más completo” pero aquí es donde toca aplicar la “Teoría de los Medios Inmateriales”. Esta teoría basa su efectividad en el reconocimiento de los valores humanos por encima de los materiales, atestigua que la auténtica felicidad se divulga por la palabra y el entendimiento y no por el dinero. Hemos sido creados para saciar nuestras necesidades, pero las materiales no aglutinan más del 10% frente al 90% de necesidades sociales y éticas que componen nuestra existencia. De ello se desprende que el ser humano es un ente puramente social y de ahí  precisamente, radica nuestro éxito evolutivo como especie. Aquí empieza nuestra responsabilidad como seres humanos, el inicio del camino del pensamiento y meditación acerca de cuán importantes son los recursos emocionales que invaden nuestro entorno y que generamos nosotros mismos y lo verdaderamente efímero del resto, de la “chatarrería colindante”.

         Comprendido y asimilado ésto, podemos discutir múltiples planes para aminorar gastos y mantener un máximo nivel de eficiencia. Cada empleado debe entender que no hay prácticamente nada estable en la vida (biología, mundo, ente viviente) y que su éxito o fracaso radica en la habilidad para adaptarse a nuevas circunstancias. Quizás la opulencia de muchos años atrás sea la causante de la actual situación económica global, pero es entonces, cuando como personas, debemos pensar acerca del aprovechamiento de los recursos que necesitamos y de aquello realmente necesario para nuestro bienestar.

         Reducir el sueldo de los trabajadores es una medida básica y primordial. No se desea sacrificar en medidas de seguridad, porque desde luego lo más importante es la integridad física de todos los empleados, pero es necesario un sacrificio conjunto en materia de retribución. ¿Algo va a cambiar en la vida de cada trabajador contar con 200 ó 600 euros más al mes?, posiblemente no. Pero si pueden cambiar muchas cosas en la vida de los trabajadores si se aplican sistemáticamente medidas de “control de calidad” (traducidas como “control de humanidad”). Sabiendo que la vida avanza hacia un progreso constante y que parte de ese progreso vincula directamente el sentimiento de bienestar y realización humana, se tendrán en cuenta los deseos y necesidades de los empleados como elemento de ESENCIAL relevancia a la hora de trabajar en futuras estrategias.

         No es difícil saber qué le gusta a la gente… a veces basta con preguntar a un buen amigo o familiar acerca de los intereses de esa persona o ser mínimamente observadores. Regalos o propuestas tales como una motocicleta, un viaje inesperado o unos ratos de risas y juegos, pueden resultar claros beneficios para el trabajador. Entender su vida familiar y personal y la TOTAL importancia que tiene en SU BIENESTAR sin duda es la clave. Incentivemos el cuidado de su familia y amigos, otorguemos más tiempo libre y facilidades, compartamos decisiones y hagamos foros de opinión, vinculemos al trabajador con la empresa, tratemos de imitar un sistema familiar que garantice lealtad, cariño y apoyo a cada empleado. Sustentemos los nuevos sistemas productivos en claves de BENEFICIO EMOCIONAL y no tanto en el beneficio económico. Seamos creativos y ante todo preguntemos ¿qué es lo que necesita “realmente” cada persona? ¿Cómo nos gustaría escribir nuestra propia vida? ¿Cómo hacer que la gente viva más y más feliz? - APLIQUÉMOSLO YA - .

POLÍTICA EN CLA-VE DE MUJER



              Los tiempos cambian y las políticas también, al igual que lo hace la forma de hacer política. Ya existe un status quo en el mundo occidentalizado para garantizar la paz y concordia en dichos territorios durante un tiempo largo. Observamos el talante que atesoran los nuevos políticos y diplomáticos. Un talante distinto, conmovedor en no pocas ocasiones. Estamos ante una nueva generación que aboga por el equilibrio y la perpetuidad, muy lejanos quizás de otros movimientos subversivos. Estamos sin duda acercándonos al punto femenino que resume la política: comprensión, corrección y complacencia mutua.

         Distinguimos posturas y gestos, sonrisas cautivadoras y ante todo serenidad y naturalidad. La clave de la felicidad no está ya muy alejada de ello. No es raro pensar que el desarrollo y respeto de la mujer está íntimamente ligado al respeto por la especie humana. Quizás en ello se halle la clave. Contemplamos el valor de muchas mujeres a lo largo del mundo por ser escuchadas en lugares donde ni siquiera tienen voz. Contemplamos ahora países hiper-desarrollados donde una mujer es compañera del hombre, una igual entre iguales, protegida, amparada y respetada, ahí pues veremos claramente como la sociedad disfruta de mayores goces, mayores y mejores derechos, mayor continuidad vital asegurándose su permanencia. La mujer creadora, no solo da luz, si no que la mantiene donde solo parece haber oscuridad.

        No demos la espalda por ello a lo que ya conocemos, solo se trata de mejorarlo, haciendo un sistema perfeccionado al máximo, lo que supone constantes avances y medios para lograrlo.

Tenemos definidas aquellas cosas indispensables para un soberano bienestar… avistamos atónitos lugares en conflicto donde la barbaridades mundanas se ceban con la escasa humanidad que allí permanece. Es fácil de entender… nuestra sensibilidad nos dota de factores capaces de prolongar nuestra humanidad y sentido de permanencia hasta donde deseemos. Si entendemos que como especie humana tenemos una responsabilidad mutua de permanencia, entendemos que es necesario explicar y brindar la información suficiente para que otros pueblos, otras naciones, puedan ser también felices y permanentes.

            No es difícil de comprender que con  lo globalizado somos “más Uno” que muchos unos, cuanto más alianzas tengamos, más logrados nos sentiremos. No podemos evitar sentir una inmensa consternación ante la muerte injusta de un niño en manos de la guerra, nos da igual quien esté allí presente, porque nos preocupa mucho más quien no está ya ni lo estará jamás. La vida humana es un despilfarro brutal de medios, pocas especies requieren un periodo superior de gestación, pero es que ninguna posee un periodo de inmadurez superior al ser humano. Reconozcámoslo, somos seres lentos, vulnerables, culturales, pero somos completos porque nuestra sociedad humana nos forma así. Desnudos somos nadie, agentes con pocos recursos para la subsistencia, pero formados somos nobles, capaces y humanos. Nos caracteriza que somos capaces de emplear mucho tiempo en criarnos y formarnos para ser nuevos seres humanos. Una vida vale mucho más de lo que podamos imaginar. Respetando al que da vida y la posterga, respetando a la mujer, nos respetamos a nosotros mismos. Es condición “sine qua non” para nuestro correcto desarrollo y evolución entender esto, entender que somos parte de un todo, y que si no respetamos aquello que crea el todo, tampoco nos respetaremos a nosotros mismos.



            Todo esto tiene una conexión clave en la política. Somos lo que vemos, somos cultura, aplicamos cultura. Somos más delicados, más ambiguos o andróginos, más diplomáticos, somos todo ello porque somos seres aún más perfeccionados que pocas décadas atrás. Cuestionamos nuestra existencia, cuestionemos también nuestro futuro. La necesidad imperiosa de hacer entender al mundo el respeto que otorgue el equilibrio entre naciones no es fácil, pero la permanencia y el equilibrio son las claves, claves de mujer que por fin sabemos entender y valorar. Una nueva política ha llegado, una nueva conformación internacional también. La vida exige el máximo respeto, ahora solo hay que conseguir aumentar el diámetro de nuestra esfera emocional, vinculando sentimientos y emociones con otros seres humanos, comprendiendo el valor de una vida, de muchas vidas que sustentan nuestro equilibrio. Enseñemos a respetar y seremos respetados. La paz y la concordia solo se manifiesta bajo una idea: EL RESPETO POR LO QUE SOMOS. Ahora, una época turbulenta (como todas las épocas ya vividas), puede suponer la destrucción de muchas parcelas muy queridas, parcelas que no tienen modo de arreglarse una vez destruidas. Por el sentimiento de permanencia, de asociación, de humanidad, trabajemos juntos imponiendo nuevas claves de comprensión humana.

     Ya no existe el “todo por el todo”, porque es ser humano solo es un pequeño ápice de ese todo, pero sin el conjunto de ápices, el todo no existe. Así que cuidemos los ápices y estaremos cuidando el todo. Apliquemos una política asumible por nuestra vulnerabilidad, aplicándolo a nuestro sentimiento de permanencia., asumamos que nuestro papel es más liviano, pero de igual manera importante. Flexibilicemos nuestra mente, abramos nuestras ideas a un futuro conjunto y global. Apliquemos políticas con sentido común, valorando los ápices y la justicia. Solo aplicando justicia la obtendremos ya aunque demos por hecho que nos tocará perder muchas veces, sin una máxima no hay camino, sin un ideal, no hay trazado que recorrer. Valoremos pues nuevas fórmulas que permitan el desarrollo humano: su cuidado, protección, educación y evolución.